Hoy quiero invitarlos a acercarse a una disciplina que cada vez gana más adeptos alrededor del mundo: el birdwatching.
La gracia del avistamiento de aves o birdwatching, es que se puede realizar prácticamente en cualquier lugar y no requiere de una gran inversión en equipo para empezar. Carolina Yañez, guía de aviturismo de BirdsChile, me asegura que la mejor forma de aprender es “a la vieja escuela”: observando, escuchando, estudiando y buscando.
“Hay aplicaciones muy buenas como Merlín, que pueden ayudar a identificar el ave que estás observando, pero creo que una mejor técnica para aprender es llevar lápiz y libreta e ir anotando ciertas características del ave. Por ejemplo, si es más pequeño que una paloma y tiene las plumas de la cabeza rojas, y hacer un dibujo o esquema de su forma”, dice. A esto se pueden sumar unos binoculares y una guía de campo de aves que puede ser bastante útil ya sea para identificar el ave en terreno o para buscarla al regreso del paseo, tomando en cuenta las características anotadas.
Justamente esta fecha, entre septiembre y abril, es temporada alta de avistamiento de aves en Chile principalmente por el buen clima, pero también por otros factores. “La mejor época para observar aves es la temporada previa a la reproducción, entre septiembre y noviembre, porque hay más actividad, más contacto y cantos. Y hasta marzo, porque hay más juveniles, y de repente es más fácil observarlos”, explica Patricio Contreras del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas de Conaf en la Región de Los Ríos. A esto suma que en Valdivia la actividad de avistamiento de aves resulta particularmente atractiva por la cercanía que existe entre distintos ecosistemas (bosque, costa y humedal), lo que permite avistar una gran variedad de especie y, a su vez, al haber una gran cantidad de humedales permite la realización de esta actividad a lo largo del año: “Las aves de pajonal son en general residentes, así que se ven durante todo el año”.
Remando en el humedal de Punucapa
Durante mi estadía en Valdivia no podía dejar pasar la oportunidad de navegar entre sus famosos pajonales. Quienes me guiarían en esta aventura serían Patricio Fernández y Daniel Arroyo de Sylvatica Outdoor y Wetland Expeditions, dos agencias de turismo en Valdivia que recientemente unieron fuerzas para crear Rio Cruces Explora.
Nos juntamos a las 7.30 de la mañana en Valdivia y partimos rumbo a Punucapa a 15 km de distancia. La ruta era un camino angosto rodeado de árboles, que pronto daban paso a una serie de quintas llenas de manzanos en flor, cuyos frutos muchos campesinos utilizan para hacer sus propias chichas y sidras (famosas en la zona, junto a las conservas, kuchenes y cervezas artesanales).
Nos dirigíamos al sector conocido como Potrero, en Punucapa, donde nos esperaban los kayak y canoa con los que recorreríamos el humedal homónimo. Después de disfrutar un exquisito café de frutos Tres Ríos de origen valdiviano y elaborado con avellanas chilenas silvestres ¡muy recomendado!, partimos remando.
Dicen que por la mañana, justo entre el amanecer y las 12 horas, es el mejor momento para avistar aves ya que están más activas. Los cerca de 6 siete colores que se aparecieron junto a nosotros entre las totoras, y el canto ininterrumpido de los trabajadores, definitivamente respaldaban la hipótesis.
Estuvimos cerca de 5 horas navegando este sector empantanado, disfrutando de la tranquilidad de una actividad de bajo impacto como el kayak, donde no se escuchaba otra cosa más que el canto de las aves, el chapoteo de los cisnes al emprender vuelo o el sorpresivo chapuzón de un coipo que saltó junto al kayak.
Para mí, el kayak es un aliado ideal para los que disfrutan de las actividades en la naturaleza y quieran dar sus primeros pasos en el avistamiento de aves; es una actividad divertida que a la vez permite ir disfrutando tranquilamente, sin asustar a la fauna. Patricio Fernández, mi guía en esta aventura, coincide. “Esta ruta que hacemos, desde el humedal Punucapa hasta el estero San Ramón son 5 km por tramo. Es una distancia corta, pero la idea es ir lento, relajado, contemplando. El kayak o la canoa en este caso, son sólo los instrumentos para acercarnos a la naturaleza”, dice sobre esta ruta que tiene una duración total de 6 horas.
Terminamos el recorrido con una buena dosis de avistamientos: siete colores, cisnes de cuello negro, taguas grandes, trabajadores, run run, garzas grandes y cucas, hualas, bailarines, yecos y unos patos que no pude identificar. Y pese a que lo buscamos, el huairavillo se nos escapó… ¡tendrá que ser para la próxima! Lo mismo con el cuervo del pantano, una especie amenazada en Chile. Justamente el día anterior me habían comentado que cerca de Punucapa había una colonia nidificante de esta especie. Así que no queda otra opción más que regresar.
Para quienes quieran realizar este mismo recorrido que une Punucapa y el estero San Ramón, cruzando el Santuario de la Naturaleza Carlos Andwanter (10 km en total), pueden contactar a Río Cruces Explora en riocrucesexp@gmail.com o a través de Instagram en @riocrucesexplora.